Los imprescindibles
Bertolt Brecht, uno de los escritores más destacados del siglo XX, dijo lo siguiente: “Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles”.
La Real Academia Española define la palabra “imprescindible” como: “Dicho de una persona o de una cosa, de la que no se puede prescindir”. De igual forma, utiliza las palabras: “Necesario, obligatorio”, para dar una definición más exacta. Esto se comprende mejor cuando vemos que el significado de “prescindir” estriba en: “omitir, no contar con algo o con alguien”.
Por consiguiente, cuando hablamos de imprescindible, nos referimos a algo o a alguien necesario para la consecución de un determinado fin.
Política dominicana
Tanto en la política como en las instituciones públicas y privadas, hay personas de las que no se puede prescindir para lograr objetivos específicos. Además, toda estructura u organización política consta de partes y funciones que deben ser ejercidas por personas claves, tales como: líderes, expertos, técnicos, etc.
Un líder, entendido en el sentido estricto, es una figura imprescindible en una organización, sea social, política, empresarial, cultural, o religiosa. En el ámbito político es un error catastrófico desdeñarlo u apocarlo, ya que este personifica los anhelos y aspiraciones de aquellas personas que luchan por la misma causa.
Hay casos en la historia que ejemplifican esto de manera clara, reflejando los resultados que se derivan del desdén a un líder.
El más ilustre de los dominicanos, Juan Pablo Duarte, a pesar de haber sido el ideólogo y propulsor principal de nuestra independencia, seis meses después de la misma fue exiliado de manera deshonrosa del suelo patrio. La naciente República Dominicana se vio, entonces, inmersa en una inestabilidad política y económica. Ello se pudiese atribuir al hecho de que se prescindió del talento y la visión estratégica del patricio, como líder político nacional.
Lo mismo podemos decir del Profesor Juan Bosch, quien presidiera el primer gobierno democrático luego de la caída de la dictadura. Estando en el exilio voluntario a finales de la década de los 60’s, fue humillado y traicionado en el país por quienes a la sazón eran sus acólitos. Como resultado, la agrupación política que el fundara entró en una especie de crisis ideológica, apartándose radicalmente de los principios y valores que le dieron origen. Esto así, por prescindir de la sabiduría, el talento y la capacidad de uno de los más agudos pensadores contemporáneos de nuestro país.
Esta idea de lo que implica prescindir de un líder, cobra mayor sentido cuando vemos que en las Sagradas Escrituras, Moisés, luego de salvar en diversas ocasiones al pueblo de Israel y finalmente lograr su liberación, se va por cuarenta días al monte Sinaí a buscar los Diez Mandamientos y cuando regresa, encuentra a su pueblo adorando a otros Dioses, incluso a un becerro de oro.
Reivindicación
A pesar de esos episodios abominables de la historia, siempre hay oportunidades para la reivindicación. Siempre hay ocasión para rectificar. Sin perder de vista que la mejor manera de reivindicarse, será aquella en la que los actores en cuestión puedan propiciar y valorar, por sí mismos, tal reivindicación.
Juan Pablo Duarte murió solo y olvidado. Fuera del lar patrio. Sin embargo, el tiempo y el pueblo dominicano lo han reconocido como uno de esos prohombres que lucharon toda su vida por la independencia y soberanía de nuestro país; siendo en su momento, un hombre imprescindible y por siempre, nuestro Padre de la Patria.
El profesor Juan Bosch legó dos de los principales partidos políticos del país, y puede ser reconocido como el Padre e iniciador de la liberación del pueblo dominicano en todos los ámbitos.
Moisés, aunque no llegó a la tierra prometida, si lo hizo el pueblo de Israel. Por el que luchó toda su vida. Se ha dicho que: “todos los que no tuvieron confianza en su capacidad de liderazgo o conspiraron en su contra, quedaron convertidos en escombros, luego de que bajo la ira de Jehová, la tierra se abriese y se los tragara”.
Reflexionar en este sentido será siempre provechoso de cara al futuro; pues así como fueron menospreciados Duarte y Bosch en sus respectivos momentos, así mismo volvieron a convertirse en figuras claves para liderar otros acontecimientos estelares.
La verdad es que, como decía Bertolt Brecht, esos que luchan toda la vida son los imprescindibles.