Elogio a la virtud

Shakespeare, en la tragedia de Hamlet, puso en boca del “Príncipe de Dinamarca” las siguientes palabras: “¡El mundo está desquiciado! ¡Vaya faena, haber nacido yo para tener que arreglarlo!”.

Pecaría de petulante quien presuma, como Hamlet, de tal divinidad. Sin embargo, esas palabras encierran un alto nivel de compromiso y entrega con su entorno y el resto del mundo. Lo cual, es digno de emular justamente cuando prima la inseguridad, la incertidumbre y el desasosiego. Por eso, reflexionamos hoy, sobre las cualidades que dotan de perfección  y virtud al ser humano.

Sobre los dones y los retos

La Biblia, en Segunda de Pedro, versículo 5, contiene los dones esenciales que debe cultivar el hombre, que son: 1) Fe 2) Virtud 3) Conocimiento 4) Dominio propio 5) Paciencia 6) Piedad 7) Afecto fraternal y 8) Amor.

La fe es la cualidad preferida por Dios. Con ella los creyentes tenemos la posibilidad de mejorar constantemente como personas y de crear la base para los otros dones.

La virtud es aquella cualidad que versa sobre la culminación de la perfección del individuo. Es decir, es el don que indica al ser humano el camino para alcanzar la plenitud.

En la escuela filosófica, la virtud tiene múltiples acepciones. Platón, entendía que este atributo es un conjunto de valores que permite al ser humano obtener la madurez en forma suprema. Por otra parte, Sócrates, concebía que era la virtud la que, mediante la razón, proveía la excelencia al ser.

El conocimiento es la facultad de entender y justipreciar las cosas en naturaleza y contexto. El mismo, se ve potenciado por el dominio propio que el individuo se forja, consistente en tener disciplina y control de sí mismo.

Ahora bien, la paciencia es un don sine qua non, ya que es la cualidad que dota al ser humano de templanza y tranquilidad para entender los tiempos de cada fenómeno, evento o cosa. Con ella, la piedad hace liga perfecta. Debido a que es la aptitud que nos hace compadecernos del necesitado y entender las adversidades de los demás en tiempos de gloria.

El contraste de la adversidad y la gloria, la paciencia y la piedad, se entiende con las palabras de Salvador Díaz Mirón: “Erguido bajo el golpe en la porfía, me siento superior a la victoria. Tengo fe en mi; la adversidad podría, quitarme el triunfo, pero no la gloria”.

Por otro lado, difícilmente exista mejor definición para el afecto fraternal que el mandamiento de “amarás al prójimo como a ti mismo”. Cuando se aprecia a alguien, familiar o amigo, se ha de ser cercano, sincero y leal. De ahí, precisamente, que el amor sea la esencia del afecto fraternal. Esto se refiere a un sentimiento puro e incólume, salido del corazón, que se manifiesta con la nobleza y la bondad de nuestras acciones.

En fin, esas cualidades suponen algunos retos para el ser humano, especialmente, por la ola de terrorismo e inseguridad que vive el mundo en la actualidad. Esto, nos hace colegir en tres retos de manera principal.

En primer lugar, ser humildes. La humildad es fundamental para ceder ante el conflicto y cooperar con su solución.

En segundo lugar, promover la paz, este debe ser un mundo con paz y con seguridad, por lo que no se debe permanecer indiferente frente a los males e inconductas que se dan en la sociedad.

Por último, creer de manera infatigable en el regreso de Jesucristo. Para quienes creemos fielmente en su existencia y vigor, significa trabajar arduamente en nuestra alma y espíritu, cultivando cada día esos dones. También, supone mostrar el camino a los perdidos y llamar con denuedo a los incrédulos.

Finalmente, los dones y retos aquí expuestos son, en su conjunto, las normas y leyes morales que componen ese camino que, no conduce sino a la virtud. Ese camino lo debemos trillar con la exclusiva finalidad de arribar, indefectiblemente, a la perfección, a la plenitud y la verdad.

En la medida en que se adquiere un año más de vida, como es nuestro caso en el día de hoy, reflexionar sobre estos temas se hace más acuciante. Quizás, porque cada vez más las sociedades demandan el concurso de los jóvenes, hombres y mujeres, comprometidos con servir a la paz, a la convivencia civilizada y al bienestar colectivo.

Al final, precisa es una frase del llamado Fénix de los ingenios, Lope de Vega, que dijo:La virtud tiene en sí todas las cosas; y todas le faltan a quien no la tiene”. Por evidenciarse esas palabras en el autor de estas letras, es notable cuan agradecido debe estar con Dios en este día.

Tal es, al propio tiempo, el mayor elogio a la virtud.

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