“El eterno retorno”

Siempre se le ha atribuido al tiempo cualidades maravillosas; se ha entendido que todo lo esclarece, que todo lo cura y que todo lo pone en su justa posición. 

Sin embargo, en la actualidad, escasean las reflexiones sobre el tiempo. Sobre sus formas y cómo contextualizarlo. Por tal razón, aquí nuestro esfuerzo para tratar de motivar a la reflexión y comprensión de las complejidades del tiempo.

El maestro Zaratustra 

Fue Friedrich Nietzsche quien legó a la humanidad en el siglo XX un estudio filosófico y profundo sobre el tiempo, llamado: “El eterno retorno”; contenido en su obra cumbre titulada: “Así habló Zaratustra”, y pone en boca de su personaje central, Zaratustra, toda su reflexión y conocimiento sobre el tema.

La idea del “eterno retorno” es abordada en el capítulo titulado “De la visión y el enigma”. En el cual hace un análisis cíclico del tiempo; comprendiendo que un ciclo es la repetición de cualquier fenómeno. En dicho estudio consideró que el tiempo tiene una estructura circular y no lineal como entienden otras corrientes. Esto así, en el entendido de que la historia y los acontecimientos una vez ocurren, vuelven a repetirse en otra coyuntura; pero guardando esencialmente la misma similitud.

Nietzsche estableció que los acontecimientos siguen reglas cíclicas; que hay un principio del tiempo y un fin, y que este a su vez vuelve a crear un principio.  Del mismo modo entendía que no solo los acontecimientos se repiten, también lo hacen los sentimientos, emociones, pensamientos e ideas; de forma infinita. O sea, un acontecimiento, pensamiento o sentimiento que haya ocurrido un tiempo atrás, por ejemplo ocho años atrás, puede haber ocurrido o estar ocurriendo ahora, y que vuelva a ocurrir en cinco o treinta años.

Zaratustra, al reflexionar en la montaña y descubrir esta visión del tiempo, sostiene lo siguiente, cito: “Estoy hastiado de mi sabiduría como la abeja que ha recogido demasiada miel, tengo necesidad de manos que se extiendan”. Así cae desmayado e inconsciente por el impacto que le causó la complejidad de tal descubrimiento.

La política y “Cien años de soledad”  

El tema cobra mayor sentido cuando nos remontamos al siglo XVI y encontramos que el filósofo político Nicolás Maquiavelo había pensado esta visión del tiempo, y consideró que el tiempo en función cíclica hace que los acontecimientos y las cosas del hombre se vayan repitiendo infinidad de veces hasta lograr la forma más acabada. Se refería a ello para destacar que los políticos y gobernantes que han agotado determinados períodos de la historia, quizás en algunos casos erróneos, han regresado en una versión mejorada y perfecta.

Asimismo el extinto Gabriel García Márquez denota en su texto “Cien años de soledad”un vasto conocimiento sobre el “eterno retorno” y la estructura cíclica del tiempo.

Terminada la guerra civil, el Coronel Aureliano Buendía se aparta de la política y hace un taller para producir figuras (pescaditos) de oro y en determinada cantidad volvía a fundir los pescaditos, para empezar desde cero en un ciclo eterno e inagotable de producción.

La idea del eterno retorno se evidencia todavía más en la obra, en la primera generación personificada por dos primos José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán que contraen matrimonio e incurren en incesto. Luego de eso, su hijo mayor José Arcadio se casa con Rebeca, quien fuera hija adoptiva de José Arcadio Buendía y Úrsula. Y posteriormente en la tercera generación Aureliano José y su tía Amaranta Úrsula tienen una relación amorosa. Por consiguiente, se repiten las relaciones incestuosas en toda la trama.

Más aun, el carácter cíclico del tiempo se observa en la obra no solo en la repetición de los acontecimientos una y otra vez, también en las características de los personajes de la segunda y tercera generación que tienen peculiaridades propias de la personalidad que dotó el genio de Macondo a los individuos de la primera generación, incluyendo los nombres y el destino solitario que le deparó a cada integrante de la familia Buendía.

En fin, lo que pretendemos señalar es que el entendimiento cíclico del tiempo tiene un profundo estudio y sustento desde hace siglos hasta la época contemporánea, al que hay que prestarle atención. Pasa de Nicolás Maquiavelo a Friedrich Nietzsche hasta llegar a Gabriel García Márquez, quienes son recordados en todo el mundo como mentes brillantes de la política, la filosofía y la literatura.

Con dicho conocimiento podremos buscar en distintos ámbitos de nuestra propia historia, por ejemplo: en la política; para constatar que ciertamente los acontecimientos se repiten en el tiempo y dejan así abierta la posibilidad de volver.

Zaratustra, luego de haber caído dormido en cierto letargo por el impacto que le causó aquel acontecimiento, fue despertado por sus animales y discípulos quienes le dijeron como Jesús a Lázaro, “Levántate y anda”, siendo reconocido por todos como el maestro del eterno retorno.

Dada la inusual temática abordada en esta entrega, precisas son las palabras que dijera Friedrich Nietzsche sobre su propia obra: “Entre mis escritos ocupa mi Zaratustra un lugar aparte. Con él he hecho a la humanidad el regalo más grande que hasta ahora ésta ha recibido. Este libro […] no es sólo el libro más elevado que existe, […] es también el libro más profundo, nacido de la riqueza más íntima de la verdad […]”.

Finalmente, exhorto a quienes honran nuestros escritos con su lectura, muy especialmente a la juventud dominicana, a profundizar y reflexionar sobre este tema. Ya que, si las cosas en el tiempo han de repetirse y colocarse en su justa posición, lo ideal sería estar preparados para comprender, por ejemplo, acontecimientos cíclicos globales que han marcado tendencias en nuestra era, en lo económico, en lo político y en lo social.

Las crisis económicas, el desafío de grupos radicales al poder tradicional establecido, las prácticas aviesas en la lucha por el poder, o en el caso de los que creemos en Dios, la fe en el retorno de nuestro Mesías.

Tanta es la infinidad del tiempo, que nos queda suficiente para reflexionar.

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