El sentido de la dignidad del Dr. Reinaldo Pared Pérez II

Cierre del paréntesis


Ocurrió lo advertido. Tres días después de aquella entrevista, el viernes 30 de agosto del 2019, Reinaldo Pared solicitaba que no se le midiera en las encuestas que definirían el precandidato escogido en esa corriente. El día anterior, Carlos Amarante Baret, había retirado su precandidatura por “alegada desigualdad de condiciones e inclinación del gobierno a favor de un precandidato en especial”.


Posteriormente, el domingo 1 de septiembre del 2019, el Dr. Pared renunciaba de sus aspiraciones, con estas palabras: “Con la campaña electoral que realiza este nuevo aspirante se han violentado todas las normas de equidad y de justicia. Se observa una clara intervención de una gran parte del gobierno, lo cual provoca un desequilibrio en el proceso que llevamos a cabo que, como a los otros, afecta en lo más hondo nuestra dignidad”.


Tales palabras, evidentemente, se refieren a la frustración de un proyecto político legítimo, meritorio y en correspondencia con una militancia comprometida, firme y honorable por parte del Dr. Reinaldo Pared. Se comprueba, además, en las expresiones realizadas el miércoles 21 de agosto del 2019 en el programa radial El Sol de la Mañana, donde dijo: “Aquí hay una historia. En noviembre cumplirá 44 años esa historia en el PLD. No es un capricho de último momento ni es una invención. Es la consecuencia de toda una vida dedicada al PLD”. Así lo dijo con palabras parecidas, en la entrevista mencionada en el programa Hoy Mismo: “La política ha sido mi vida y sobre todo mi militancia y mi dirigencia en el PLD que en el próximo mes de noviembre van a ser 44 años de 62 que tengo”.


Fue su propia corriente al interior del partido, enquistada en el gobierno, que impidió su proyecto y que, a su vez, dio al traste con unas primarias cuestionadas, fraudulentas e ilegítimas, lo cual devino en la división y la desmoralización del PLD ante la mayoría de los dominicanos y dominicanas con la derrota del 5 de julio del 2020.


Aun así, en aquella carrera interna, Reinaldo Pared, recibió la consideración de seguidores y compañeros. Por ejemplo, el Dr. Leonel Fernández, destacó lo siguiente: “A mi apreciado y admirado Reinaldo Pared, mis saludos afectuosos y mi reconocimiento a su alto sentido de la dignidad”. La respuesta implícita de Reinaldo fue el apoyo dado desde su hogar, a través de su cónyuge, a la precandidatura del ex presidente.


Sin embargo, desde este punto de vista, ya era tarde. Su trayectoria, su honra y su dignidad, para él internamente, había sido tronchada.


De hecho, en forma curiosa, en aquella entrevista en El Sol de la Mañana, empleó una frase refiriéndose a los conflictos internos del PLD como igual terminó su vida, dijo: “Yo no puedo ponerle una pistola en el pecho a alguien”. Fue en esa misma emisora, el pasado 14 de agosto del 2021, la última vez que se pronunció públicamente.


Jamás participó en algo oficial de su partido o institución. Se sabía de él solamente en sus escasas publicaciones en las redes sociales en las que rememoraba algún hecho trascendental de su vida. Desde antes de la pandemia, Reinaldo, ya estaba encerrado en algo que sólo él conocía.


En síntesis, en las anteriores expresiones se puede apreciar el alto sentido de la dignidad del ex presidente del Senado. Se puede inferir el gran impacto que tuvo ese episodio de la precampaña en su dilatada carrera en el partido al que le había entregado más de cuatro décadas de su vida. Y, finalmente, en forma rápida, padecer un cáncer bien agresivo en el esófago en un contexto de crisis sanitaria con múltiples restricciones.


Por consiguiente, es dable argüir que la frustración indecorosa de su proyecto político, la desmoralización de su partido y la enfermedad lo hayan sumergido en un estado depresivo que fue potenciado con el aislamiento y distanciamiento físico producto de la pandemia. Además, por supuesto, de su deterioro físico y emocional debido a la enfermedad.


En esa última aparición pública dos meses atrás, se escucha un Reinaldo agotado, rendido, disminuido, melancólico y nostálgico; apelaba a recuerdos estelares de su vida. Incluso, en fotos de una semana atrás se observa un Reinaldo con el rostro descuidado en su barba, sin afeitar, lo cual era la antítesis de su forma de ser y un indicador, también, de que en su estado de ánimo no encontraba la fuerza, la energía y la pretensión de su acostumbrado acicalamiento. Lo mismo se percibe en las filtradas y censurables imágenes del hecho.


Todo esto adquiere mayor sentido con la afirmación de uno de sus hermanos que manifestó que el ex senador tenía el deseo de terminar con su vida. Lo había repetido en distintas ocasiones. Y así lo hizo.


Finalmente, un año atrás, sostuvimos en nuestro artículo, La salida de los hombres dignos, lo siguiente: Los hombres dignos, cuando ven su lucha acercarse a un final indecoroso optan por poner fin a su propia existencia. Y es un asunto bastante polémico, pues, por una parte, se puede considerar tal decisión como cobardía, y, por otra, se entiende como un acto de suprema dignidad, cuando se corresponde con un legado de esfuerzo, sacrificio y nobleza.


Así se puede calificar y sentir la partida del Dr. Reinaldo Pared: un acto de suprema dignidad. Así fue su trayectoria política. La misma deja un legado enorme de esfuerzo y sacrificio permanente.
Desgraciadamente, con Reinaldo Pared, suman dos las muertes sorpresivas y trágicas de dirigentes peledeístas luego del derrotero que tomó ese partido desde las primarias del año 2019. Ahora todo parece indicar que es una organización embargada en su alta dirección por la intriga, la traición, la desvergüenza, el descaro y el escarnio público.


En todo caso, a pesar de las circunstancias, el infortunio, los sinsabores, la vejez y sus padecimientos, hay que tener presente el siguiente mensaje: la vida, en todo el sentido de la palabra, le pertenece a Dios. Él nos da la vida y sólo Él puede disponer de ella. Se debe creer en Él y su justicia.


En el Santo Evangelio, según San Lucas (14,1.7-11): “Todo el que se enaltece será humillado, y, el que se humilla, será enaltecido”.


Además, es momento de colocar en primer orden la salud mental y la debida comprensión y atención de los trastornos depresivos. Debe constituirse en una prioridad de las familias, en una política pública efectiva del Estado y en un compromiso social al que nos avoquemos todos y todas. Siempre bajo los principios de solidaridad, empatía y eficiencia.


A los familiares, amigos, compañeros, allegados y seguidores, les resta orar a Dios para que interponga su misericordia sobre el Dr. Reinaldo Pared. A quienes lo observamos en la distancia nos queda su ejemplo de participación activa, frontal y digna en la política dominicana. Eso es suficiente para no juzgarlo, para comprenderlo y desearle el descanso eterno.


En palabras del Prof. Juan Bosch, sería: “Nadie se muere de verdad si queda en el mundo quien respete su memoria”.


Cierro el paréntesis.

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